Nada más empezar el día un wapiti jovencito junto a la carretera, nos mira indeciso antes de volver a su bosque. Llegamos a Telegraph Cove y nos toca pagar 5 dolares de parking.
Nos embarcamos en una zodiak amarillo limón, con doce personas, sentados de tres en tres. Nuestro vecino de asiento es un sueco enorme, que debía estar padeciendo los efectos del jet lag y se ha pasado durmiendo la mayor parte de la travesía.
Hemos tenido mucha suerte con el tiempo y con el estado del mar. Es el mismo Estrecho de Johnstone que recorre la costa este de Vancouver Island hasta Campbell River, y que en esta zona tiene muchas islas.
Nuestro capitán tiene un aspecto muy peculiar y carismático; es muy grandote y se esconde detrás de una barba muy generosa, unas gafas de sol y una gorra. Por lo visto hay un grupo de orcas “de tránsito” cerca, y ayer vieron una ballena gris que seguramente iba rezagada de su grupo. Migran hacia Alaska en primavera y pasado el verano vuelven a California.
Pasamos junto a un grupo de quizá veinte o más nutrias marinas, graciosísimas flotando panza arriba, estuvieron al borde de la extinción, y han conseguido que aumente su número introduciendo nuevos ejemplares y con políticas de protección. Flotan y comen panza arriba usando una piedra para romper los moluscos que comen, usan siempre la misma piedra que guardan en un pliegue en su pelaje que hace la función de bolsillo.
Nos llevaron por estrechos pasos entre islotes cubiertos de árboles. Vimos también dos nidos de águila calva, pero estaban vacíos, por lo visto usan siempre el mismo nido que van ampliando y arreglando cada año y solo usan el nido para la crianza.
Por fin, vemos un surtidor y una cola. Parece que es una ballena jorobada, haciendo la última respiración antes de una inmersión profunda. Sus inmersiones profundas suelen durar entre cinco y diez minutos, y es entonces cuando doblan la espalda para apuntar la cabeza hacia el fondo y sacan su enorme aleta caudal fuera del agua, para acelerar el descenso. una vez suben a superficie, hacen tres o cuatro respiraciones bastante seguidas y sin encorvarse ni sacar la aleta caudal, y vuelta a empezar.
Nos quedamos esperando a que volviera a la superficie y así ocurrió. El surtidor primero seguido por la pequeña aleta dorsal, otra vez, y una vez más, y entonces un cuarto surtidor seguido por una porción mucho más grande y curvada de espalda visible, y a continuación la gran aleta caudal que emerge como un gran pájaro. Ahora que ya hemos visto varias salidas a superficie, somos capaces de ver una ondulación del agua que precede al surtidor. Es por el hecho de que la ballena jorobada tiene el espiráculo varios metros por detrás de la boca. La ondulación la produce la boca al aproximarse a la superficie. A continuación la ballena alinea la cabeza con la superficie y el espiráculo queda fuera del agua, que es cuando puede respirar. El biólogo nos dice que tienen que expulsar el aire con mucha fuerza porque solo así pueden “limpiarse los mocos”, y eso viene muy bien a quienes como nosotros queremos localizarlas. Y mejor no estar muy cerca. Por lo visto con drones son capaces de recoger muestras de estas mucosidades y abalizándolas pueden saber que han comido y su estado de salud.
La empresa que opera estos avistamientos tiene también un museo dedicado a la naturaleza local, especialmente a la marina. Hay barbas de las distintas ballenas que podemos tocar, el tacto es parecido al de las crines de un caballo y su composición es parecida a la de nuestras uñas. Hay muchos paneles informativos que nos aportan conocimiento, como por ejemplo, saber que está prohibido acercarse con drones a menos de mil metros de un mamífero marino.
La encargada del museo nos pregunta por nuestra travesía y nos ofrece tratar de identificar la ballena que hemos visto en base a las fotos que hicimos a su cola con el teleobjetivo. Al cabo de unos minutos nos dice que la ha identificado, y nos enseña el proceso, que consiste en fijarse en las irregularidades en el contorno de la aleta y en las marcas visibles. Nos enseña la ficha de “QUARTZ”, una ballena jorobada de la que saben que nació en 2011 y también quién es su madre BCX1188 JIGGER . Coinciden perfectamente tanto el contorno como diversas marcas. No saben todavía si es macho o hembra, y mis fotos le permiten ver que tiene una marca nueva, justo en el centro de la aleta.
Alucinante! Hemos visto a Quartz BCX1472, una ballena jorobada de 12 años :-) Está en su plenitud, porque pueden vivir de 50 a 100 años.
Telegraph Cove nos ha gustado, esta muy cuidado y restaurado. Han sabido conservar un sitio histórico, bonito y único pero tiene un poco el aire de un parque temático. Imaginamos que en verano es un hervidero de turistas.
Terminamos el día sabiendo muchas más cosas. Nos ha encantado la excursión con Prince of Whales.