El oído de los gatos es especialmente sensible a altas frecuencias. Son capaces de percibir ultrasonidos hasta 50.000 Hz mientras que los humanos solo podemos percibir hasta 20.000 Hz. Además sus orejas pueden ser orientadas hacia el foco del sonido gracias a los 27 músculos que se encuentran en ella. Éstos le permiten pivotar cada una de las orejas independientemente, con lo que son capaces de localizar con precisión la fuente del ruido y la distancia a la que se encuentra.